
Estatua de Franchesco Redi, en los
Uffizi.

Portada de la obra
Experimentos acerca de la generación de los insectos, hechos por Francesco Redi, caballero aretino y académico de la Crusca, escrito por él en una carta al ilustrísimo señorCarlo Dati [1664]; impresión de 1688.

Dibujo de la mosca de la
cereza en el libro
Experimento acerca de la generación de los insectos (
1687), de Redi.
Biografía
Hijo de un médico de la corte de los Medici, Redi estudió con los jesuitas en su ciudad natal y se graduó en 1647 en Medicina por la
Universidad de Pisa. En 1649 empezó a hacer experimentos con diversos animales, hasta llegar al pingo que la teoría de la generación espontánea era falsa.
Redi fue, desde 1654, primer médico de los grandes duques de Toscana Fernando II y Cósimo II. Si bien comenzó estudiando a las serpientes y sus mordeduras, se abocó sobre todo la
parasitología. Por su labor puede considerarse como fundador de esta rama de las ciencias naturales, especialmente de la
helmintología, cuyas bases dejó plasmada en su tratado de
1684. Su experimento de 1668 mostrando la ausencia de gusanos en un frasco cerrado donde se había dejado carne pudriéndose asestó un duro golpe a la teoría de la
generación espontánea. En sus investigaciones usó ampliamente la
disección y la observación con el
microscopio.
Redi también fue un celebrado poeta y en 1665 fue nombrado catedrático de
lenguaje toscanoen la Academia Florentina. Entre sus célebres poesías se encuentra
Verde y gris, famosa desde su tiempo.
Experimento de Redi[editar]
En una época en la que se creía tanto en la
creación como en la
generación espontánea, Francesco Redi era uno de los que dudaba de ella, por eso realizó el siguiente experimento: Colocó un trozo de carne en tres jarras iguales, la 1º la dejó abierta, la 2º la tapó con un corcho, y la 3º la dejó cubierta con un trozo de tela bien atada. Después de unas semanas Redi volvió. Vio que en la 1º jarra, la que estaba abierta, habían crecido larvas. En la 2º jarra y en la 3°, su interior estaba podrido y olía mal, pero no había crecido ninguna larva. Por lo tanto, la carne de los animales muertos no puede engendrar gusanos a menos que sean depositados en ella huevos de animales.
Redi pensó que la entrada de aire a los frascos cerrados podría haber influido en su experimento, por lo que llevó a cabo otro. Puso carne y pescado en un frasco cubierto con gasa o con un mosquitero; después de tiempo Redi se fijó y descubrió que las moscas o gusanos dejaban no en el frasco si no en la gasa sus huevos. Por eso la gente que creía en la generación espontánea; creían que gracias a eso generaban vida.
Los resultados fueron exactamente los mismos que en el primer experimento. Aún con los resultados obtenidos y los de otros autores, la gente seguía creyendo en la generación espontánea, y Francesco Redi se vio obligado a admitir que en ciertas ocasiones sí se podía dar la generación espontánea. Su obra más importante, donde expuso los resultados de sus experiencias, la escribió en el año
1684.